sábado, 25 de septiembre de 2010

Madrid 02



"hay religiones en las que la representación del mundo está prohibida. Pensándolo bién, es muy posible que fotografiar sea una artimaña del diablo, y cada disparo,un pecado. Pero lejos de estar arrepentido me voy preparando para nuevas prevaricaciones. Con menos prejuicios, más humildad y, espero, algo de lucidez, voy a salir de nuevo al mundo con el viejo ojo de cristal."

Gérard Castello Lopes.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Jesús Pastor




Conocimos el trabajo de Jesús Pastor a través de Internet. Primero un reportaje, que nos llevó a otro y después a su web. Cuando nos pusimos en contacto con él para intercambiar unas palabras se mostró amable y decidido. Jesús responde a las preguntas de 800ISO desde Berlín, ciudad donde reside y escenario de sus futuros proyectos.


Eres licenciado en Bellas Artes en la especialidad de pintura ¿Hasta qué punto el pintor hace al fotógrafo?

Me eduqué visualmente a la vez que cogía el pincel y la cámara, lo que quiere decir que estas dos disciplinas artísticas han ido parejas en mi caso. Creo que no es si el pintor hace al fotógrafo o el fotógrafo hace al pintor, los dos se hacen recíprocamente e influyen en la necesidad de plasmar los sentimientos. La máquina o el pincel, todo vale.

¿Cómo decides los temas? ¿Hay algún aspecto de la realidad que te llame la atención especialmente?

Actúo por impulso, llevo una Leica que me acompaña a casi todos los sitios. Me fascina la gente, por eso continuamente hago retratos. Los temas que más me interesan son los que giran en torno a la muerte, religión, sexo y problemas psicológicos o enfermedades mentales, pero soy consciente de que a veces es muy complicado abordar estos temas y todavía más hacer algo que no esté demasiado explotado. A veces los temas surgen casi sin pensar, los viajes ayudan a descubrir/se uno mismo.

Cuando te enfrentas a un trabajo, ¿tienes desde el principio una idea clara de cómo lo vas a enfocar o esta decisión va tomando forma sobre la marcha?

Creo que hacerse un esquema es muy complicado, por lo menos en mi caso no lo hago, porque nunca sabes lo que te puedes encontrar. Me gusta explorar, observar detenidamente. Después disparar.



Hay un asunto que nos preocupa especialmente y es la relación con los modelos. ¿Hasta qué punto el papel del fotógrafo es decisivo para sacar el alma de los protagonistas?

Pregunta difícil que me han preguntado muchas veces. Supongo que la clave es saber como moverse entre la gente, algo que requiere tiempo de aprendizaje y muchas fotografías. Cada persona es un universo. Saber extraer el alma, la mirada o el gesto en el momento decisivo es lo más complicado y fascinante a la vez.

¿Le dedicas mucho tiempo a un reportaje?

Depende del reportaje que esté haciendo. Cada reportaje necesita su tiempo. Yo soy muy exigente conmigo mismo, así que siempre dedico mucho tiempo, y más aún en editar el trabajo.

¿Qué importancia le das a la postproducción?

Muchísima. Editar bien un trabajo es importantísimo. Puedes hacer un reportaje bueno pero si no sabes editarlo correctamente tu trabajo no resaltará, no tendrá luz. Hoy en día un buen fotógrafo tiene que dominar las dos partes: saber hacer buenas fotografías y saber editar después.

Hace poco Jean-François Leroy, director de Visa Pour L'Image, se quejaba de la baja calidad del fotoperiodismo actual en parte debida a la degradación del oficio. Ante la avalancha de fotógrafos dispuestos a aparecer en la prensa, incluso sin cobrar, los reportajes, dice, han perdido mucho. ¿Has notado algo similar?

Hay muchos más fotógrafos desde la aparición del digital pero no creo que haya menos calidad, simplemente hay más competitividad. Hay y seguirá habiendo excelentes fotógrafos que dignificarán el oficio.

Algunos teóricos proclaman que la imagen está perdiendo fuerza debido a la sobreabundancia. No sólo el cine y la televisión, ahora con Internet se está dando la paradoja que ante tanto estímulo visual los usuarios van perdiendo la capacidad de identificar lo sutil ¿Crees que es cierto?

Absolutamente. La gente dispara sin parar y desecha millones y millones de fotografías que nunca llegan a ver. Una lástima. Por eso me parece tan interesante conocer la técnica analógica. Tener la limitación de disparar 35-37 fotografías aprox. en un film hace que apretemos el disparador realmente cuando vemos algo interesante, no cada 2 minutos.



Hemos visto tu reportaje Amador Rabal, enterrador. Nos parece excelente. Háblanos un poco de él.

Todo empezó cuando presenté Lento Retorno en el Seminario de Fotografía de Albarracín, en el que conseguí la Beca Gervasio Sanchez. El año siguiente fuí invitado para presentar un nuevo proyecto: el de Amador Rabal, enterrador. Lo hice a lo largo del 2009. No conocía a Amador pero sí el cementerio. Un día me propuse hacer el reportaje de su vida. Iba cada día al camposanto y hablaba con él, sin cámara primero, y poco a poco fue formando parte de nuestras conversaciones. Abríamos el cementerio a las 8 en punto, todos los días la misma interesante rutina, preparar las tumbas o los nichos, reducir cuerpos, etc. Y así cada día convivíamos en el mismo espacio y, al terminar, por los bares compartíamos algunas cervezas. También hubo noches de juerga. La edición fue difícil, no quería mostrar el lado más duro de manera vulgar. La música que puse al proyecto es el mismo Amador cavando una fosa un día de tantos…

¿Crees que la fotografía tiene una misión social o por el contrario pesan más sus valores estéticos?

Personalmente me interesa la fotografía de carácter social que provoca, que mueve, que hace estar en tensión al otro lado como espectador. La fotografía que hace cuestionarse cosas, la que no te deja indiferente. Depende de la plasticidad puede ser más o menos estética, puede tener una misión social y ser estética al mismo tiempo. La fotografía estética sin más, para poner encima del sofá de casa a juego con la mesa del comedor, no me motiva para nada, es algo vacío.

Ahora vives en Berlín. Háblanos de tus próximos proyectos fotográficos en esa ciudad.

De momento observo esta fría ciudad deliciosa. He tomado algunas fotos pero ningún proyecto sólido. Algunas notas y muchas ideas. Poco a poco.

martes, 21 de septiembre de 2010

Oro, poder y... pobreza


El mar en calma



Hay momentos y momentos. Momentos de opulencia y de necesidad, momentos en que necesitamos de todo y otros en que todo nos sobra, ocasiones para pecar y paréntesis para ser buenos, épocas de reposo seguidas de exaltación, viento a favor, marea negra, segundos decisivos, horas interminables, oportunidades para perdonar y para matar, santiamenes de felicidad, creatividad a raudales y diluvio de despropósitos, éxitos, revés a dos manos, caídas en picado, pozos sin fondo, tientos a la suerte “que es solo la muerte con una letra cambiada” (J. Sabina), logros y parabienes, progresos, gloria en el infierno, noches sin fin, blanca Navidad, ¡qué hago aquí sin calzoncillos!, aceptación, renuncia, ¡ésta es la última, lo juro!, hechos fortuitos, ¡tú te lo has buscado!. Hay momentos para amar y dejarse querer, para respirar y disfrutar, para equivocarse y aprender, para enseñar con acierto, para despedir, para sufrir, para mirar y comprender. Hay momentos..., ¡ahora sí!... para ver. Vive primero, fotografía después.

Bus (III)





Madrid.



"Madrid mi ciudad natal,...la verdad es que la echo de menos."

sábado, 18 de septiembre de 2010

Fotografiar del natural (y V) - Los clientes




Los clientes


"El aparato fotográfico permite obtener una especie de crónica visual. Nosotros, los reporteros-fotógrafos, somos gente que proporcionamos información a un mundo apresurado, abrumado de preocupaciones, propenso a la cacofonía, lleno de seres que necesitan la compañía de las imágenes. El escorzo del pensamiento que es el lenguaje fotográfico tiene un gran poder, pero conlleva un juicio sobre lo que vemos y eso implica una gran responsabilidad. Entre el público y nosotros, se sitúa la impresión, que es el medio de difusión de nuestro pensamiento; somos artesanos que elaboramos la materia prima y, después, la entregamos a las revistas ilustradas.

Experimenté una verdadera emoción cuando vendí mi primera foto (a la revista Vu), fue el inicio de una larga alianza con las publicaciones ilustradas; son las que dan valor a lo que uno ha querido decir pero, desgraciadamente, en ocasiones también lo deforman. La revista difunde lo que ha querido mostrar el fotógrafo, pero éste, sin duda, se arriesga a que los gustos y las necesidades de la revista deformen su obra por completo.

En un reportaje, los pies de foto deben ser el contexto verbal de las imágenes, o pueden completar la imagen con lo que no se puede obtener con la cámara; desgraciadamente, en las salas de redacción pueden colarse algunos errores; no siempre son simples gazapos, y, a menudo, el lector hace al fotógrafo único responsable. Son cosas que ocurren...

Las fotos pasan por las manos del redactor jefe y por las del compaginador. El redactor debe escoger entre la treintena de fotos que suelen constituir un reportje (en cierto modo, es como si tuviera que cortar un texto para extraer citas de él). El reportaje tiene formas fijas al igual que la noticia y las imágenes seleccionadas se desplegarán en dos, tres o cuatro páginas según el interés que hayan despertado en el redactor y la incidencia, en ese momento, del precio del papel.

No se puede, mientras se está haciendo el reportaje, pensar en su futura compaginación. El gran arte del compaginador consiste en saber extraer de un abanico de fotos la mejor imagen para ir a toda página, a doble página, o saber insertar un documento pequeño de manera que haga las veces de locución conjuntiva en la historia. A menudo ocurre que el compaginador tiene que cortar una foto y conservar sólo la parte que le parece más importante, dando prioridad a la unidad de la página, y lo que suele ocurrir, es que con ello se destruye la composición concebida por el fotógrafo...; aunque, a fin de cuentas, es al compaginador al que le debemos el reconocimiento de una buena presentación, en la que los documentos están encuadrados con los márgenes en los espacios justos, y en la que cada página, con su arquitectura y su ritmo, expresa bien la historia tal como ha sido concebida.

En fin, la última angustia del fotógrafo es previa al momento en que hojea la revista y descubre su reportaje...

Me he extendido sobre un único aspecto de la fotografía, pero es evidente que hay muchos otros, desde las fotografías de un catálogo de publicidad hasta las conmovedoras imágenes que se tornan amarillentas en una cartera con el tiempo. No he pretendido, pues, tratar aquí la fotografía desde un punto de vista general.

Para mí una fotografía es el reconocimiento simultáneo, en una fracción de segundo, por una parte del significado de un hecho y, por la otra, de una organización rigurosa de las formas percibidas visualmente que expresan ese hecho.

Viviendo es como nos descubrimos, a la vez que descubrimos el mundo exterior; este mundo nos da forma, pero también podemos actuar sobre él. Debe establecerse un equilibrio entre esos dos mundos, el interior y el exterior que, en un diálogo constante, forman uno solo, y ése es el mundo que debemos comunicar.

Pero todo esto hace sólo referencia al contenido de la imagen y, para mí, el contenido no puede separarse de la forma; por forma entiendo una organización plástica rigurosa en virtud de la cual, únicamente, nuestras concepciones y emociones devienen concretas y transmisibles. En fotografía, esta organización visual no puede ser más que el fruto de un sentimiento espontáneo de los ritmos plásticos".


Henri Cartier-Bresson (1952)

La niña

viernes, 17 de septiembre de 2010

Paseos al atardecer (II)


Para Ángel Blanco.



Me gusta desde que la vi y no sé el porqué.
¿Será que últimamente me gusta estar solo?
¿Hay algún psicoanalista por ahí?

Ufff, me voy a dormir.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Vidas Cruzadas

Aitor Lara



Sevilla. Edificio de la FNAC. Los que hayáis pasado por allí últimamente habréis comprobado que su fachada está tapizada con enormes fotografías en blanco y negro. Tanto si te gusta la fotografía como si no, las imágenes te obligan a pararte y mirarlas una a una. Son parte del trabajo Maestranza de Aitor Lara (Baracaldo, Vizcaya, 1974). Fotógrafo afincado en Sevilla al que un día nos dio por mandar un correo electrónico para preguntarle sobre su trabajo. A las pocas horas recibimos respuesta: "Prefiero hacer la entrevista por teléfono porque así resulta más natural". Desde 800ISO nos mostramos encantados de conversar un rato con él. "Durante la mañana no soy persona", dice, así que nos cita para bien entrada la tarde, espacio que dedica a su trabajo diario. De hablar pausado, Aitor se piensa las respuestas antes de lanzarlas.

Visitando su sitio web enseguida se descubren sus preferencias estéticas. No hay color. Todo es escala de grises: "Hago el medio formato con los Tri-X de 220. Utilizo Hasselblad y Rolleiflex". La mayor parte de su trabajo sigue siendo analógico, aunque luego escanea los negativos y los procesa con Photoshop, herramienta que considera "interesante y necesaria". "Me ayuda a llevar la imagen donde yo quiero. Por ejemplo, a mí me siguen interesando las fotos sucias, los negros empastados, los blancos quemados...".

Los reportajes de Aitor llaman al ojo de manera poderosa. La figura humana tiene un peso importante en todos sus trabajos a los que se enfrenta con ciertas dosis de improvisación. Cuando le preguntamos por el proceso de preparación contesta que la preproducción es mínima. "Haciendo fotos me pasa como cuando voy al cine. Me gusta entrar sin saber qué peli voy a ver, qué director es o cómo se llama. Me gusta ir con el disco duro virgen, sin condicionamientos. Me encanta descubrir mundos que no conozco. Cuando me voy a meter en una historia intento saber lo menos posible. Evidentemente hay cosas que necesitas manejar, pero no me preocupo por saber demasiado". Cuando le preguntamos por los temas que prefiere contesta que a la hora de elegirlos es tan dispar como a la hora de prepararlos. Aparecen espontáneamente y, aunque tiene preferencias, su catálogo de gustos es amplio. La realidad es muy intersante y variada y hoy casi todo tiene foto. "La fotografía es una cuestión de sensibilidad. Puedes estar en un desierto de piedras y si te pones al final sacas geometrías, puedes buscar relaciones espaciales con las rocas y la arena. Si estás en un mitín político del PP vas a buscar los aspectos más significativos de la derecha más rancia de nuestro país. Si estás en un concierto de punk lo mismo... A mí me interesa todo. Nuestra vida, talento y sensibilidad son limitados y uno hace lo que puede".



Si fotografiar es saber mirar, fotografiar bien es saber hacer que te miren. Las miradas de sus retratados están capturadas en ese instante decisivo donde la expresión del rostro cuenta historias de otros sitios y otros tiempos. Ha realizado reportajes en México, Marruecos, Madrid y, sobre todo, Sevilla. "Yo tengo mi manera de aproximarme a la gente para fotografiarla. Es un poco felina. No soy muy racional para eso. Me interesan las situaciones con tensión. A veces hay que hablar con la persona, a veces no... Con la gente juega la calidad humana que tengas como persona. Depende de cada fotógrafo. La cámara puede ser una bendición o una sentencia. Te puedes ver metido con una banda de narcotraficantes y de repente pienses que te van a agredir al sacar la cámara y después resulta que están deseando que les hagas la foto a toda la familia. La fotografía es como cuando le vas a entrar a una mujer. Al principio ella siempre ta va a decir que no y después tú te la tienes que ganar. Tengo mucha complicidad con la mirada y la gente". En este asunto es tajante. Cuando está trabajando, Aitor no disimula su profesión: "No me escondo a la hora de trabajar. Todo el mundo sabe que estoy trabajando, voy con el equipo en las manos y los que están a mi alrededor saben que voy haciendo fotos. No me escondo". Salir a la calle y disparar. Mil temas por delante nada más pisar la acera y un interés personal por todo lo que pasa en el mundo. "A mí me interesa ahora casi todo. Para un fotógrafo es importante estar al día de lo que pasa".

Aitor piensa que la eclosión de la fotografía digital permite que haya gente joven haciendo cosas muy interesantes que descubre, principalmente, a través de Internet. "Alucino con Internet. Me encanta descubrir el trabajo de gente que de otra manera no hubiera conocido nunca". Se lamenta que parte del oficio esté perdiendo su dignidad. Los grandes grupos empresariales dueños de los medios de comunicación importantes están publicando reportajes de baja calidad y la fotografía "es un trabajo que hay que pagar y del que cada vez cuesta más vivir".



Se queda uno con ganas de pasar una tarde con Aitor delante de dos cervezas y no para conversar precisamente de fotografía. Me quedo con las ganas de preguntarle por los gitanos del camposanto, los toreros de La Maestranza, los legionarios o los pueblitos perdidos de México. Conversar. Convertir las imágenes en palabras para que de nuevo cobren vida. Podría ser interesante. Lo dejaremos para una próxima ocasión. ¿Cambiar imágenes por palabras?: "Ultimamente yo disfruto mucho con la palabra. Una palabra bien dicha... Un buen verso recitado por un flamenco, por un poeta... Un Manuel Molina recitando... No creo que esté la imagen por encima de la palabra... La palabra vibra, la palabra suena...".

FOTOGRAFIA Y ABSTRACCION.



....... La fotografia abstracta hace caso omiso de todo ello, y de mucho más. Esto debe quedar muy claro.Renuncia al objeto reconocible, al momento decisivo, a la perspectiva convencional, a la fidelidad del color, a la precisión del detalle, renuncia a casi todo lo que ha dado éxito a la fotografia convencional. Desconfía de la popularidad de las convenciones y reniega de los dispositivos cuya valided ha sido demostrada con el tiempo; la camara, la luz visible, la reproducción masificada. No persigue la verdad automática, sino algo muy distinto.....

Gottfried Jäger. Fotografia abstracta. Revista Exit: imagen y cultura.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Mi primera vez


No fue muy bien, para que nos vamos a engañar, la primera vez; la torpeza de la inexperiencia, el miedo a tocar donde no debía, a precipitarme y estropear el momento único. Las siguientes tampoco fueron mejores; la soltura de no sentirse primerizo, las prisas del gozo, la impaciencia de llegar al final... Ahora, “La Pola”, después de una intensa vida, de pasar por muchas manos, de transferir las inquietudes de los que la poseímos, de revelarnos el mundo al instante..., se jubiló, ya no está en el mercado y hemos dejado de hacerle transferencias de emulsiones... ¡¡...de emulsiones fílmicas!! claro está.

Transferencias Polaroid 1

Transferencias Polaroid 2

Graci

sábado, 11 de septiembre de 2010

Tri-x


Tri-x

Fotografiar del natural (IV) - La técnica




La técnica

"Los descubrimientos de la química y de la óptica amplían nuestro campo de acción; a nosotros nos corresponde decidir cómo aplicarlos con el fin de perfeccionar nuestra técnica. Existe, sin embargo, un verdadero fetichismo desarrollado en torno a la técnica fotográfica. Esta debe crearse y adaptarse, únicamente, para realizar una visión; es importante en la medida en que debemos dominarla para que nos devuelva lo que vemos; lo que cuenta es el resultado, la prueba de certidumbre que deja la foto. Si esto no fuera así, no pararíamos de describir todas las fotos fallidas que sólo existen en el ojo del fotógrafo.

Nuestro oficio, el oficio de reporteros, sólo cuenta con una treintena de años; se ha perfeccionado gracias a unos aparatos pequeños y fácilmente manipulables, dotados con objetivos muy luminosos y gracias a películas de grano fino, muy rápidas, a las que se ha llegado por las necesidades del cine.

Para nosotros la cámara es un instrumento y no un bonito juguete mecánico. Basta con sentirse cómodo y tener la certeza de que esa es la cámara que conviene para lo que pretendemos hacer. El manejo de la cámara, del diafragma, las velocidades, etc., tiene que ser un acto reflejo, como cambiar de velocidad en un coche, no hay nada que comentar acerca de estas operaciones por complicadas que sean; se enuncian con precisión militar, en el manual de instrucciones que proporcionan los fabricantes junto con la cámara y su funda de piel de vaca.

Hay que superar ese estadio, al menos en las conversaciones. Lo mismo cabe decir en el revelado de las pruebas. En la ampliación, hay que respetar los valores de la toma o, para restablecerlos, modificar la prueba según el espíritu que ha prevalecido en el momento de la toma. Hay que restablecer el equilibrio que el ojo establece continuamente entre una sombra y una luz, y por ello los últimos instantes de creación cinematográfica transcurren en el laboratorio.

Siempre me ha divertido la idea que determinadas personas tienen de la técnica en fotografía, un gusto inmoderado por la nitidez de la imagen. ¿Es pasión por lo minucioso, por el acabado, o acaso esperan que ese
trompe-loeil se ajuste mejor a la realidad? Por lo demás, estas ideas están tan alejadas del verdadero problema como lo estuvo aquella otra generación que envolvía con un flou artístico todas sus obras".

Henri Cartier-Bresson (1952)

jueves, 9 de septiembre de 2010

Cádiz III

Cádiz II

TARAZONA FOTO 2010



"De tal palo tal astilla"
mostrará en la sala permanente de Tarazona y hasta el 30 de septiembre las obras fotográficas, que según el director del certamen José Latova se trata de " fotografias puras, en las que no hay artificios, no hay programas informáticos de retoque. Transmiten una imagen positiva porque vuelven a mirar a lo importante: el hombre."

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