"Natasha is a nickname given to prostitutes with Eastern European looks".
La República de Moldavia es el país más pobre de Europa. Cada año, miles de niñas y mujeres entre 12 a 40 años salen del país buscando una vida mejor. Una abrumadora mayoría de estas mujeres, especialmente las más jóvenes, se convierten en esclavas sexuales.
El tráfico sexual es el negocio ilegal más rentable aquí. Conocidos, amigos, parientes y novios pueden vender a una niña de descuento por un precio entre $ 200 a $ 2.000, dependiendo de la apariencia física de la niña.
La estrategia es bastante simple: atraer a las mujeres que ofreciéndoles puestos de trabajo en los países ricos extranjeros como minoristas, niñeras o camareras. Se ofrecen a pagar sus gastos de viaje, lo que permite a las mujeres a devolverles el dinero una vez que comiencen a trabajar. Sin embargo, una vez que estas mujeres llegan al país de destino, los traficantes confiscan los pasaportes de inmediato, poniendolas en los burdeles a trabajar como prostitutas.
Todas las mujeres que fotografié son ex esclavas sexuales que sobrevivieron para contar sus historias. Algunas de estas fotos fueron tomadas en la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), donde las niñas recién rescatados de los traficantes están protegidas.
Todas las mujeres que fotografié son madres. Algunas de ellas optaron por salir de su país con el fin de ofrecer a sus hijos una vida mejor, mientras que otras quedaron embarazadas mientras son objeto de la trata sexual. La maternidad se une a todas estas mujeres: la maternidad o bien las hizo caer en las trampas de los traficantes del sexo, o se trataba de una consecuencia de la trata de personas.
Texto y fotografía de Dana Popa. (, Not Natasha 2009).
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