jueves, 9 de diciembre de 2010

Laura Covarsí



¿No es muy arriesgado poner imágenes a la literatura?

Arriesgado, ¿para quién? El espectador y lector suele tener miedo de no encontrar en las imágenes lo que había imaginado al leer una obra de literatura. Tiene miedo de arriesgarse a no encontrar lo que esperaba. El creador que parte de una obra literaria para crear sus imágenes ha asumido un reto. Obviamente la novela, el poema, etc. son un modelo, pero el verdadero reto es superar esa idea de crear imágenes que imiten lo que imaginaste cuando leíste la obra. Todas las obras tienen infinitas lecturas, de modo que también tienen infinitas interpretaciones. El resultado de crear imágenes relacionadas con un texto tiene que ser algo íntimo entre el texto, tus fotos y tú, y lo más interesante es que te sorprendan a ti mismo, que no sean lo que esperabas.

A nosotros nos parece que mirando tus fotos se podría escribir un libro. ¿No es eso precisamente lo que persigue la fotografía?

Parece que la fotografía se relaciona con el relato de una historia. Parece que está cerca del cine, que una sucesión de fotografías cuentan una sucesión de escenas o una sucesión de capítulos. Pero esto me recuerda más al fotoperiodismo que a las fotos que yo hago. Espero que alguien que ve mi trabajo, al final reciba una sensación, no el relato de una historia con principio, desarrollo y fin. También espero que esa sensación/emoción el espectador la conecte con su historia, que la complete con otras emociones personales. Igual esto es muy utópico, pero me gustaría que fuera así.



"No suelo contarlo todo, me rijo por el principio del iceberg. La historia secreta de este encuentro constrúyala usted con lo no dicho, no voy a ser yo el que trabaje siempre...", Lo dijo Enrique Vila-Matas y lo he leído en tu web. ¿No resume esto la misión del arte?

No estoy segura de esto. Hay obras (o autores) que pretenden ser espejo, reflejar “fielmente” su personalidad, sus ideas, su mundo. A mí me interesan más las que “no lo cuentan todo” en sí mismas, las que dejan huecos por donde entrar y salir, para sentir que yo también tengo algo que hacer ahí dentro, que soy responsable de lo que opino. Me resulta muy violento observar una obra cerrada. Quizás es una cuestión de egocentrismo, pero quiero ser un poco protagonista en mi papel de espectadora también.

¿En qué te ha ayudado tu formación como historiadora del arte?

Estudié Historia del Arte en la Universidad de Salamanca. A excepción de algunos profesores, la mayoría parecía entender la historia del arte como una sesión larguísima de dispositivas de arte, o eso es lo que nos hacían entender. Aprendimos el “arte” como si fueran fichas infantiles, con fechas, descripciones formales,... No aprendí mucho de discursos artísticos. Gracias a ese sistema tengo cierta habilidad para analizar los aspectos formales de la imagen, pero poco más.



Eduardo Momeñe nos hablaba de Buscar el silencio. Por tus fotos parece que algo has encontrado...

Esta pregunta me recuerda algo. Cuando estudiaba Arte en el instituto me impresionó mucho la descripción de “Las Meninas” que hizo el profesor. Destacó la capacidad de Velázquez para reflejar en el cuadro la atmósfera, el aire que circulaba entre los personajes, el espacio entre los volúmenes. Ese aire ahí retenido me suena a silencio. Parece vacío y lleno a la vez, y creo que habla tanto como lo que cuentan las voces. Me interesan las imágenes donde parece que al mirarlas hemos cogido aire por la boca y lo hemos retenido en los pulmones por un momento (esto es un poco yogui, pero a veces pasa), donde los vacíos son tan importantes como los llenos, y donde el silencio es casi o más importante que las voces. Estoy de acuerdo con Momeñe en que el ruido es, a veces, demasiado obvio.

¿Qué encontraste en Italia?

El trabajo “Italia vs Italia” partía de un guión escrito un siglo antes por mi bisabuelo. Seguí su libro, “Italia. Impresiones de viaje por un pintor”, y fabriqué un objeto, un libro que mezcla fotos, dibujos, notas,... Italia en sí no era lo importante, lo interesante era el hecho del viaje a través de un guión ya escrito. De nuevo texto e imágenes, la inspiración era el libro, pero no el modelo.

¿Uno viaja para darse cuenta de que somos iguales en todos sitios?

Yo creo que uno viaja para descubrir cuáles son las diferencias entre nosotros y los demás. Lo que pasa es que al final no son tantas las diferencias que uno encuentra como las que imagina (y a veces esto decepciona). En lo fundamental somos iguales. El humor, la religión, las relaciones sociales y otros aspectos más son los que nos condicionan y nos separan, a veces más de la cuenta.

¿Tanta sobreabundancia de imágenes no está consiguiendo cierto embotamiento en la capacidad de mirar?

Creo que sí. Hay sobreestimulación desde que nacemos. Y también veo que esa sobreabundancia de imágenes ha bajado de calidad. Consumimos muchísimas imágenes, pero casi ninguna nos sorprende demasiado. En publicidad, por ejemplo, todo es muy parecido. Se usan los mismos códigos, los mismos objetivos, la misma estética,... Al final uno deja de ver las imágenes, pasa por encima de ellas rapidísimo, como si no viera nada. Lo único positivo es que nos obliga a esforzarnos, nos hace ser más selectivos, dedicar nuestra atención a lo que realmente nos interesa.



Una fotógrafa con formación clásica, ¿qué ve de interesante en las propuestas de los jóvenes creadores entre los que te mueves?

Lo que más me gusta de este momento es que la fotografía no es más una parcela cerrada donde sólo trabajan “los fotógrafos”. Veo a muchos artistas que tiene la facilidad de trabajar con diferentes medios, con diferentes disciplinas, sin prejuicios, sin juzgar las obras por los parámetros clásicos de la fotografía. Mezclándolo todo. Eso sí, esto no debe hacer que la calidad baje. A veces en esas mezclas se camuflan ideas muy pobres, o imitaciones sin interés. Lo que no me gusta es que la imagen está dominada por la publicidad, y nos dejamos arrastrar por mensajes que venden rápido. Por eso hay muchos trabajos que se ven en un momento, porque están contagiados por el modo de hacer y la estética publicitaria.

1 comentario:

  1. Magnífico Antonio. Gracias por acercarnos a Laura. Me ha encantado su trabajo.

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